Sobre la convivencia

*Esta entrada nace de una propuesta del blog de Senovilla, que invita a que publiquemos un post sobre la convivencia. Ya participé el año pasado en esta interesante iniciativa con una entrada sobre la solidaridad (entrada).

Se me pide hablar de convivencia. La primera palabra que se me viene a la cabeza es «miedo». Porque es el miedo la raíz de los prejuicios, del rechazo, de todo aquello que, en suma, rompe la convivencia. Convivir es ser empático, conjugar la idea de que todos somos diferentes con la idea de que todos compartimos los mismos derechos y deberes.

El miedo genera racismo. El racista tiene miedo a aquel que odia: bien sea porque -estos son algunos de sus argumentos- los inmigrantes nos quitan puestos de trabajo o porque los blancos son la raza superior. Hay racistas de otras razas, pero en el caso español el ejemplo es claro.

Y, al igual que el racismo, cualquier otro tipo de odio; en nuestro tiempo, la homofobia o la misoginia aparecen como reacción temerosa ante los avances de los homosexuales y de las mujeres por la adquisición de nuevos derechos, más justos por ser más imparciales. Quien mata a su pareja -hombre o mujer- lo hace por desconfianza, por celos… Por miedo a no querer confiar en el otro, por miedo a conocer la realidad. Quienes no saben convivir son niños pequeños perdidos.

En España, existe un caso paradójico: la política. El fin de la política es, precisamente, establecer las reglas del juego social, permitir que cada uno haga lo que le dé la gana, siempre que permanezca en los límites que establece el propio Estado. Los límites se pueden cruzar fácilmente, pero existen medidas coercitivas contra aquellos que lo hacen. En otra entrada se podría reflexionar sobre lo justo de estos límites en los casos en que obligan realmente a romperlos por ser demasiado restrictivos e injustos.

El Estado no es infalible. Los políticos menos. Hablaba de caso paradójico: en la política española, hay una clara contradicción entre el fin de la política y sus consecuencias. Más que unir, la política, hoy en día, separa. No me interesa saber si mis amigos son de izquierdas o de derechas, si les interesa o no la política, porque he heredado una concepción maniquea de este asunto. Graves grietas atravesaron el país hace más de medio siglo, y aún hoy tendemos a hacer de unos los buenos y de otros los malos. No ayuda a solucionar el problema el carácter superficial de la política de nuestros tiempos, más publicitaria que comprometida, más superficial que profunda.

Convivir es que leas esta entrada y que puedas pensar lo que te dé la gana. No visitarme más. Enviarla a alguien. Resbalar por las palabras sin interés alguno. Convivir es, a fin de cuentas, lo que hace la gran mayoría de la población. Ante aquellos que nos intentan quebrar no queda más que educar. La educación es la semilla de la convivencia: el paso para conseguir, en fin, generaciones empáticas y valientes.

5 comentarios en “Sobre la convivencia

  1. Se ha vuelto a superar en su prosa, otra muestra de talento. Ha sabido desglosar el concepto según tus ideas y experiencias enlazándolo con la actual situación política de España.Y excelente final que sintetiza y vertebra toda la entrada.

    Un abrazo Rafa

  2. Estoy contigo en toda tu estupenda reflexión, yo hablo mucho de política en mi blog y he perdido muchos, muchísimos lectores, hay una cosa clara se están imponiendo las ideologías a la cordura de un país.

    Miedo da de verdad ver como manipulan al antojo de un voto nuestra convivencia, pero más miedo me da el que te acusa de facha o rojo cuando en realidad simplemente eres un ciudadano que usando tu libertad hablas de lo que piensas sin imponérselo a nadie.

    En fin, ya conoces mi rincón y mi forma de ser, miedo paso a veces, convivir es también eso.

    Un abrazo agradecido.

  3. Un abrazo Gabriel, y gracias por comentar desde la tarde ;).
    Senovilla, el problema es de los que toman la palabra de otros y la intentan imponer. La mayoría solo queremos salir adelante, no atrás. A los cuatro burros de siempre habría que ponerles una mordaza. Un saludo.

  4. Se te ha olvidado al final «imprimirla y limpiarte el culo con ella», aunque iba a suponer un derroche de recursos.
    Aparte de ese pequeño detalle, très bien :).

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